"El Príncipe", de Nicolás
Maquiavelo, un manual para el arte de gobernar
Se dice que el libro de cabecera para militares,
gobernantes, políticos y estadistas como Napoleón o Richelieu fue El Príncipe,
el manual por excelencia para el ejercicio del poder. En De Principatibus,
título en latín para su obra, Nicolás Maquiavelo expone en 26 apartados “qué es
un principado, cuáles son sus clases, cómo se adquieren, cómo se conservan y
por qué se pierden” para desarrollar y comprender el arte de gobernar.
Cuando se trata, pues, de juzgar el interior de los hombres,
y principalmente el de los príncipes, como no se puede recurrir a los
tribunales, es preciso atenerse a los resultados: así lo que importa es allanar
todas las dificultades para mantener su autoridad; y los medios, sean los que
fueren, parecerán siempre honrosos y no faltará quien los alabe. Este mundo se
compone de vulgo, el cual se lleva de la apariencia, y sólo atiende al éxito:
el corto número de los que tienen un ingenio perspicaz no declara lo que
percibe.
El príncipe que no sepa ser amigo o enemigo decidido se
granjeará con mucha dificultad la estimación de sus súbditos. Si están en
guerra dos potencias vecinas, debe declararse por una de ellas, so pena de hacerse
presa del vencedor, sin ningún recurso, y alegrándose el mismo vencido de su
ruina; porque el vencedor no podrá mirar con buenos ojos a un enemigo incierto,
que le abandonaría al primer revés de la fortuna, y el vencido nunca le
perdonará que se haya mantenido tranquilo espectador de sus derrotas.
Nicolás Maquiavelo poseía el abolengo que otorga el nombre
pero su familia era mas bien de escasos recursos. Esta condición le permitió
hacer estudios en jurisprudencia y, siendo muy joven, ocupó un puesto como
secretario de la República De Los Diez, en el gobierno florentino. maquiavelo
Su inteligencia y amplia cultura, resultado de su actividad
lectora incesante, le permitía comprender con avidez los asuntos políticos.
En
medio de una Italia divida en principados y ducados en los que el poder se
concentraba en ciertas familias, y las rivalidades, invasiones y despojos
constituían el estado, Maquiavelo configuró su carrera, y sus escritos teóricos
se construyeron a partir de esa realidad concreta. Así, su obra estructuraría
una teoría política según las experiencias del día a día, y dejaría ver su
intención de separar la política de la moral.
El tratado de doctrina política, El Príncipe (1513), fue
escrito por Maquiavelo mientras se encontraba preso acusado de conspirar contra
los Médici. Cuando el documentó se publicó en 1531, el autor lo dedicó, como un
regalo, a Lorenzo II de Médici. En la dedicatoria a Lorenzo “El Magnífico”,
Maquiavelo presenta su dádiva como la que un hombre de su condición puede
ofrecer a un príncipe, a quien le invita a leer y meditar un texto sin mayor
ostentación que la verdad de las cosas y la importancia de la materia.
La obra maestra de Maquiavelo significó su trascendencia
universal por constituir un manual para el ejercicio del poder. A diferencia de
otros textos de la época, El Príncipe es un tratado condensado, de lenguaje
sencillo y conciso, pero que goza de una pulcritud en la forma de presentar los
apartados que desvelan una especie de reglas para dirigir un principado. Este
conocimiento por escrito fue la consecuencia de 14 años en el Estado Florentino
y las diversas experiencias que Maquiavelo obtuvo de misiones diplomáticas y la
observación directa del comportamiento de príncipes y monarcas.
En El Príncipe, Maquiavelo admite que todo príncipe debe
tener virtud y fortuna para ascender al poder: virtud para tomar las decisiones
adecuadas, y la fortuna para saber aprovechar las condiciones de una situación
que lo lleve a conquistar un territorio. Una vez que el príncipe adquiera el
poder debe otorgar al pueblo su libertad para ganarse su favor y simpatía, y
con ello, asegurar su propio futuro.
Entre los apartados de El Príncipe destacan las varias
clases de principados y el modo de adquirirlos, de qué manera deben gobernarse
los estados que, antes de dirigidos por un nuevo príncipe, se regían por leyes
propias; de los que se convierten en príncipes por medio de maldades, de cómo
debe medirse la fuerza de los principados, sobre la milicia y las obligaciones
del príncipe en lo que respecta al arte de la guerra, sobre las cosas que hacen
que un príncipe sea alabado o censurado, sobre qué vale más: si ser amado o
temido y sobre cómo debe conducirse un príncipe, entre otros.
Maquiavelo redactó El Príncipe en el otoño negro de 1513;
Los diálogos sobre el arte de la guerra quedaron terminados en 1516; Los
discursos sobre la primera década de Tito Livio datan del año 1519; su exitosa
comedia La mandrágora se sitúa en 1520 y ese mismo año inició Las historias
florentinas por encargo de Julio de Médici, elegido pontífice de la Iglesia con
el nombre de León X. Este libro marcó el acercamiento a quienes fueran antes
sus mortales enemigos y, por única vez en su vida, Maquiavelo aplicó las
teorías que desarrollara magistralmente en sus ensayos.
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