Caamaño: “Bosch era intratable”
Roberto Valenzuela
Antes de la Guerra de Abril, donde se convierte en el
más grande de los héroes americanos, Francisco (Francis) Caamaño se
quejaba del temperamento difícil del presidente Juan Bosch y le confesaba a su
primo Claudio Caamaño Grullón que era intratable, arrogante.
En su libro autobiográfico: “Caamaño Guerra Civil
1965”, Claudio revela que Francis lamentaba que Bosch era tan
complicado que fue imposible ayudarlo y por eso un grupo de oficiales no
pudieron evitar el golpe. Para el 1962 Claudio era teniente de la
Policía. Cuando tumbaron a Bosch estaba en Panamá en unos entrenamientos, pero
antes de salir del país, él, Francis y otros oficiales tenían un pacto para
evitar un golpe de Estado.
Al cuestionar a Caamaño de por qué no evitaron el
derrocamiento si hubo un compromiso, explicaba lo imposible de llegar a un
entendimiento con don Juan. “Nos dijo que Bosch se tornó indefendible y dio
unas explicaciones basadas en que Bosch era un Presidente difícil. Nos decía
que Bosch era un hombre intratable”, explica Caamaño Grullón.
En su libro “El Golpe de Estado”, el periodista Miguel
Guerrero detalla el incidente entre Bosch y Caamaño en la Fragata Mella,
cuando, después del golpe, buscaban un país para exiliarlo. Caamaño se
ofendió porque Don Juan dijo que no se sentaba en la mesa a comer con el hijo
de un trujillista asesino, como Fausto Caamaño, exjefe de las Fuerzas Armadas.
Según Guerrero, el comentario causó la burla de algunos oficiales. Caamaño se
encolerizó y amenazó con tirar el “ovejo de mierda” al mar.
Pero el gobierno de facto, el Triunvirato, fue tan
corrupto que hundió el país en una de sus peores crisis económicas y al poco
tiempo los mismos golpistas pedían el regreso de Bosch.
Con un disgusto generalizado, el coronel Rafael
Fernández Domínguez conquistó a su amigo Francis para que apoyara
el contragolpe. Él lo único que pidió fue que le permitiera consultar con su
padre Fausto, que respondió que sí es con un hijo de su amigo Ludovino
Fernández se podía ir al fin del mundo.
La Revolución de Abril pedía la restitución del
presidente Bosch y fue inspirada por el hijo de Ludovino y el de Fausto, dos
asesinos trujillistas.
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