Sacrilegio
Por Francisco Luciano
Con regularidad
en sus clases de Estadística mi distinguido profesor Apolinar de los
Santos explicaba que los datos se
presentan en cifras, pero que las cifras pasan desapercibidas sino no son
analizadas como datos. Esta es una
reflexión que inexorablemente martilla en mi cabeza, cada vez que se ofrecen
cifras y debo relacionarlas con datos.
En el popular
programa de radio el Sol de la Mañana, del pasado día 2 de Enero 2017, se
ofrecieron cifras y datos que al analizarse evidencian hacia donde es conducida
la sociedad dominicana y porque muchas de sus inequidades parecen envolverse en
una madeja sin salida. Resulta que ese
primer programa del año 2017 , dedicado
a resaltar las bondades del denominado “Nuevo Modelo Penitenciario” que se
práctica en República Dominicana desde hace aproximadamente doce años, se puso
en evidencia la preocupación del Estado para proteger la dignidad de los
internos,(así se le llama ahora a los presos) facilitando que sean respetados
sus derechos humanos e incentivándolos al estudio como manera de que una vez
cumplan o sean exoneradas sus penas, estos puedan reinsertarse en la sociedad
positivamente.
Eso suena, justo y hasta noble: “Nos
preocupamos porque reciban un trato
adecuado y de respeto a su dignidad”.
La verdad es que
si no fuera porque son las propias
víctimas quienes pagan los gastos
de la estadía en los precintos del nuevo modelo penitenciario, no llamara la
atención tanta poesía, frente a seres humanos que han causado dolor y tragedia
a la familia dominicana, robando, asesinando, estuprando o violando a niños y
niñas inocentes.
Acontece que se
considera insuficiente, pírrica o un bagatela la asignación de US$16.00 diarios
por cada confinado, suma que al ser multiplicada por los 30 días que tiene el
mes, equivale a US$480, mensuales o lo que es lo mismo US$5,840 igual a
RD$274,480 ,000.00.
Lo adecuado sería que cada preso
definitivamente condenado realice tareas productivas, por una jornada de 44
horas semanales, a los fines de que pueda resarcir a la sociedad parte de los
daños que ha causado y que una parte de los recursos generados con su fuerza de
trabajo durante purgue la condena, le sea acreditada a una cuenta de inversión
a su nombre que solo podrá recibir al cumplir la sanción impuesta por la ley y
no lo que ocurre ahora, que se obliga a las víctimas o a sus descendientes a
pagar impuestos para que quienes de le dañaron disfruten de privilegios
que no tienen los ciudadanos socialmente
correctos.
Cuando
escuchamos decir que un gasto de
US$5,840 anuales para sostener a un
trasgresor de la Ley es un una suma insignificante, no puedo dejar de pensar
que un policía devenga, combatiendo el
crimen, menos de la mitad de esa suma
anualmente o que ese mismo Estado, apenas invierte US$890 anuales por
cada joven que cursa una carrera en la Universidad Autónoma de Santo Domingo,
UASD.
Es difícil comprender
la manera en que el liderazgo de nuestra sociedad pretende reducir la brecha de
inequidad social, cuando invierte en tratar de enderezar arboles torcidos, que en su mayoría nunca se endereza, seis o
siete veces más que en la juventud estudiosa o poco más del doble de lo que
gana un agente del orden público o igual
al salario de un maestro con nivel de post grado. Uff!
El autor es
catedrático universitario y dirigente del PTD.
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