domingo, 3 de enero de 2016
8:02
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OPINION
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Mujeres de Grandes Ligas
Carolina Martínez
“Oíd: He aquí, el sembrador
salió a sembrar;”
S. Marcos 4:3
LA TIERRA CORRECTA
Sembrar: Sembrar es un arte, así como lanzar, batear, correr, etc. El sembrar requiere de mucha observación, paciencia, consistencia y análisis. Es un oficio de ciclos que depende en su mayoría de factores externos, como el clima, la region, la topografía, y en gran parte del agricultor.
Nuestra vida es un campo sujeto a ser labrado. Vamos escogiendo que semillas nos dejamos sembrar y que semillas sembramos. Luego esperamos el tiempo correcto a ver qué tipo de fruto cosechamos.
A diferencia de los agricultores, la mayoría de nosotros sembramos una cosa y esperamos cosechar otra. Aunque en el fondo todos queremos paz y estabilidad, nuestras semillas no reflejan ese fruto.
Cristo dejó en el Manual de vida la llamada “Parábola del sembrador”. Ahí nos ilustró cuatro tipos de tierra que nos representan a todos. Es importante entender dónde estamos para que cuando salgan los frutos, sepamos porque salieron sanos o porque salieron dañados.
TIPOS DE TIERRA: Tierra 1. Recibe una buena semilla lista para iniciar su proceso de desarrollo pero “enseguida” viene el enemigo y la quita. El enemigo usa la duda, lógica, autosuficiencia, incredulidad. Pensamientos como “toy muy joven pa eso o, Dios y yo nos entendemos” etc., y resecan la germinación. Nuestro “yo” se impone ante la voluntad de Dios, y el corazón ni se enteró que se le sembró.
Tierra 2. Recibe la semilla de verdad con alegría, agrado, reconociendo la necesidad de la misma, pero desde que se les presenta un problemita, la vergüenza y la presión social la destruyen y esta no germina.
La presión del entorno que se ejerce sobre alguien que decide acoger una semilla de vida es fuerte. Cuando la sociedad nos ha acostumbrado a recibir impunidad por acciones pequeñas pero incorrectas, entramos en una cauterizacion de la consciencia. El estar habituados a decir mentiras “blancas”, a no perdonar, a manipular y demás, va contra semillas de honestidad, pureza, bondad y cuando éstas se enfrentan en la tierra ocurre una guerra. Recibir una semilla de verdad que va contra los malos hábitos y las malas costumbres provoca animosidad. Si buscamos el abono correcto (palabras) o el clima adecuado (quórum y coro) las buenas semillas podrán germinar. Si por lo contrario, es expuesta a críticas y hostilidad, la misma se secará.
Tierra 3. Recibe la semilla en medio de algunos espinos, pero los espinos son más fuertes que el deseo de la tierra por dar frutos.
Es muy fuerte enfrentarse en estos tiempos a la vanidad y el consumismo que estamos viviendo. Los afanes, la vanagloria de esta vida y la carrera del tener ahogan estas semillas. Cuando se quiere sembrar humildad, sencillez y simpleza en nuestra tierra, éstas se encuentran con espinos de ostentosidad, competencia y materia. Esos espinos están esparcidos y para esas semillas de vida germinar hay muchos gusanos y bacterias que sacar.
Tierra 4. Es aquella tierra que recibe la semilla, el abono, el regadio, y el debido cuidado y da frutos jugosos y numerosos. Este tipo de tierra es celosa de lo que se le ha confiado, y cuida de que sus semillas no sean expuestas a sequía, plagas, químicos y malas manos. Esta representa la persona que siembra orden, prudencia, fidelidad en su vida y come de la tranquilidad de esas semillas.
NO PODEMOS ENGAÑARNOS: A veces queremos cosechar cosas buenas cuando a lo largo de nuestra vida nuestras siembras han sido pésimas. No podemos engañarnos, Todo lo que el hombre siembre eso también segará.
Dios siempre habla pero el hombre no siempre escucha, Dios siempre intenta sembrar semillas de bien para erradicar las del mal. Está en nosotros decidir en qué tipo de tierra nos queremos convertir.
Hasta la próxima.
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