Gabriel José de
la Concordia García Márquez (Aracataca, 6 de marzo de 1927 - México, D. F., 17
de abril de 2014), más conocido como Gabriel García Márquez, fue un escritor, novelista, cuentista, guionista, editor y
periodista colombiano. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura.
Fue conocido
familiarmente y por sus amigos como Gabito (hipocorístico guajiro para
Gabriel), o por su apócope Gabo desde que Eduardo Zalamea Borda, subdirector
del diario El Espectador, comenzara a llamarlo así.
Está relacionado
de manera inherente con el realismo mágico y su obra más conocida, la novela
Cien años de soledad, es considerada una de las más representativas de este
género literario e incluso se considera que por su éxito es que tal término se
aplica a la literatura desde los años setenta. En 2007, la Real Academia
Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española lanzaron una
edición popular conmemorativa de esta novela, por considerarla parte de los
grandes clásicos hispánicos de todos los tiempos.
Fue famoso tanto
por su genialidad como escritor como por su postura política. Su amistad con el
líder cubano Fidel Castro causó mucha controversia en el mundo literario y
político.
Infancia y juventud
Hijo de Gabriel
Eligio García y Luisa Santiaga Márquez, nació en Aracataca, en el departamento
de Magdalena (Colombia), «el domingo 6 de marzo de 1927 a las nueve de la
mañana...», como refiere el propio escritor en sus memorias.
Cuando sus padres
se enamoraron, el padre de Luisa, coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejía, se
opuso a esa relación, pues Gabriel Eligio García, que había llegado a Aracataca
como telegrafista, no era el hombre que consideraba más adecuado para su hija,
por ser hijo de madre soltera, pertenecer al Partido Conservador Colombiano y
ser un mujeriego confeso.



Su abuela,
Tranquilina Iguarán Cotes, a quien García Márquez llama la abuela Mina y
describe como "una mujer imaginativa y supersticiosa" que llenaba la
casa con historias de fantasmas, premoniciones, augurios y signos, fue de tanta
influencia en García Márquez como su marido e incluso es señalada por el
escritor como su primera y principal influencia literaria, pues le inspiró la
original forma en que ella trataba lo extraordinario como algo perfectamente
natural cuando contaba historias y sin importar cuán fantásticos o improbables
fueran sus relatos, siempre los refería como si fueran una verdad irrefutable.
Además del estilo, la abuela Mina inspiró también el personaje de Ursula
Iguarán que, unos treinta años más tarde, su nieto usaría en Cien años de soledad,
su novela más popular.
Su abuelo murió
en 1936, cuando Gabriel tenía ocho años. Debido a la ceguera de su abuela, él
se fue a vivir con sus padres en Sucre, población ubicada en el departamento de
Sucre (Colombia), donde su padre trabajaba como farmacéutico.
Su niñez estaba
relatada en sus memorias Vivir para contarla. Después de 24 años de ausencia,
en 2007 regresó a Aracataca para un homenaje que le rindió el gobierno
colombiano al cumplir sus 80 años de vida y los 40 desde la primera publicación
de Cien años de soledad.
Educación
Poco después de
llegar a Sucre, se decidió que Gabriel debía empezar su educación formal y fue
mandado a un internado en Barranquilla, un puerto en la boca del Río Magdalena.
Allí adquirió reputación de chico tímido que escribía poemas humorísticos y
dibujaba tiras humorísticas. Serio y poco dado a las actividades atléticas, fue
apodado El Viejo por sus compañeros de clase.
García Márquez
cursó los primeros grados de secundaria en el colegio jesuita San José (hoy
Instituto San José) desde 1940, en donde publicó sus primeros poemas en la
revista escolar Juventud. Luego, gracias a una beca otorgada por el Gobierno,
Gabriel fue enviado a estudiar a Bogotá de donde lo reubican en el Liceo
Nacional de Zipaquirá, población ubicada a una hora de la capital, donde culminarán
sus estudios secundarios.
Durante su paso
por la casa de estudios bogotana, García Márquez destacó en varios deportes,
llegando a ser capitán del equipo del Liceo Nacional de Zipaquirá en tres
disciplinas, fútbol, béisbol y atletismo.
Después de su
graduación en 1947, García Márquez permaneció en Bogotá para estudiar derecho
en la Universidad Nacional de Colombia, donde tuvo especial dedicación a la
lectura. La metamorfosis de Franz Kafka «en la falsa traducción de Jorge Luis
Borges» fue una obra que le inspiró especialmente. Estaba emocionado con la
idea de escribir, no literatura tradicional, sino en un estilo similar a las
historias de su abuela, en las que se «insertan acontecimientos extraordinarios
y anomalías como si fueran simplemente un aspecto de la vida cotidiana». Su
deseo de ser escritor crecía. Poco después, publicó su primer cuento, La
tercera resignación, que apareció el 13 de septiembre de 1947 en la edición del
diario El Espectador.
Aunque su pasión
era la escritura, continuó con la carrera de derecho en 1948 para complacer a
su padre. Después del llamado «Bogotazo» en 1948, unos sangrientos disturbios
que se desataron el 9 de abril a causa del magnicidio del líder popular Jorge
Eliécer Gaitán, la universidad cerró indefinidamente y su pensión fue
incendiada. García Márquez se trasladó a la Universidad de Cartagena y empezó a
trabajar como reportero de El Universal. En 1950, desiste de convertirse en
abogado para centrarse en el periodismo y se traslada de nuevo a Barranquilla
para trabajar como columnista y reportero en el periódico El Heraldo. Aunque
García Márquez nunca terminó sus estudios superiores, algunas universidades,
como la Universidad de Columbia de Nueva York, le han otorgado un doctorado
honoris causa en letras.
Matrimonio y familia

Mercedes es
descrita por uno de los biógrafos del escritor como "una mujer alta y
linda con pelo marrón hasta los hombros, nieta de un inmigrante egipcio, lo que
al parecer se manifiesta en unos pómulos anchos y ojos castaños grandes y penetrantes". Y García Márquez se ha referido a Mercedes constantemente y con cariño
orgulloso; cuando habló de su amistad con Fidel Castro, por ejemplo, observó,
«Fidel se fía de Mercedes aún más que de mí».
En 1959 tuvieron
a su primer hijo, Rodrigo, quien se convirtió en cineasta, y en 1961 se
instalaron en Nueva York, en donde ejerció como corresponsal de Prensa Latina.
Tras recibir amenazas y críticas de la CIA y de los disidentes cubanos, que no
compartían el contenido de sus reportajes, decidió trasladarse a México y se
establecieron en la capital. Tres años después, nació su segundo hijo, Gonzalo,
actualmente diseñador gráfico en la capital mexicana.
Aunque García
Márquez poseía residencias en París, Bogotá y Cartagena de Indias, vivió la mayor
parte del tiempo en su casa de México, donde fijó su residencia a principios de
los años 60 y en donde escribió Cien años de soledad en el número 19 de la
calle La Palma de la colonia San Ángel en México, D.F.
La fama
La notoriedad
mundial de García Márquez comenzó cuando Cien años de soledad se publicó en
junio de 1967 y en una semana vendió 8000 ejemplares. De allí en adelante, el
éxito fue asegurado y la novela vendió una nueva edición cada semana, pasando a
vender medio millón de copias en tres años. Fue traducido a más de veinticuatro
idiomas y ganó cuatro premios internacionales. El éxito había llegado por fin y
el escritor tenía 40 años cuando el mundo aprendió su nombre. Por la
correspondencia de admiradores, los premios, entrevistas y las comparecencias
era obvio que su vida había cambiado. En 1969, la novela ganó el Chianciano
Aprecia en Italia y fue denominado el «Mejor Libro Extranjero» en Francia. En
1970, fue publicado en inglés y fue escogido como uno de los mejores doce
libros del año en Estados Unidos. Dos años después le fue concedido el Premio
Rómulo Gallegos y el Premio Neustadt y en 1971, Mario Vargas Llosa publicó un
libro acerca de su vida y obra. Para contradecir toda esta exhibición, García
Márquez regresó simplemente a la escritura. Decidido a escribir acerca de un
dictador, se trasladó con su familia a Barcelona (España) que pasaba sus
últimos años bajo el régimen de Francisco Franco.

También debido a
su fama y a sus puntos de vista sobre el imperialismo de Estados Unidos, fue
etiquetado como subversivo y por muchos años le fue negado el visado
estadounidense por las autoridades de inmigración. Sin embargo, después de que
Bill Clinton fuera elegido presidente de Estados Unidos, éste finalmente le levantó
la prohibición de viajar a su país y afirmó que Cien años de soledad «es su
novela favorita».

Desde 1986 hasta
1988, García Márquez vivió y trabajó en México D.F., La Habana y Cartagena de
Indias. Después, en 1987 hubo una celebración en Europa y América del vigésimo
aniversario de la primera edición de Cien años de soledad. No sólo había
escrito libros, también había terminado escribiendo su primera obra de teatro,
Diatriba de amor contra un hombre sentado. En 1988 se estrenó la película Un
señor muy viejo con unas alas enormes, dirigida por Fernando Birri, adaptación del
cuento del mismo nombre.
En 1995, el
Instituto Caro y Cuervo publicó en dos volúmenes el Repertorio crítico sobre
Gabriel García Márquez.
En 1996 García
Márquez publicó Noticia de un secuestro, donde combinó la orientación
testimonial del periodismo y su propio estilo narrativo. Esta historia
representa la onda inmensa de violencia y secuestros que Colombia continuaba
encarando.
En 1999, el
estadounidense Jon Lee Anderson publicó un libro revelador acerca de García
Márquez, para lo cual tuvo la oportunidad de convivir varios meses con el
escritor y su mujer en su casa de Bogotá.
Enfermedad y muerte
En 1999 le fue
diagnosticado un cáncer linfático. Al respecto, el escritor declaró en una
entrevista en el año 2000 a El Tiempo de Bogotá:
Hace más de un
año fui sometido a un tratamiento de tres meses contra un linfoma, y hoy me
sorprendo yo mismo de la enorme lotería que ha sido ese tropiezo en mi vida.
Por el temor de no tener tiempo para terminar los tres tomos de mis memorias y
dos libros de cuentos que tenía a medias, reduje al mínimo las relaciones con
mis amigos, desconecté el teléfono, cancelé los viajes y toda clase de
compromisos pendientes y futuros, y me encerré a escribir todos los días sin
interrupción desde las ocho de la mañana hasta las dos de la tarde. Durante ese
tiempo, ya sin medicinas de ninguna clase, mis relaciones con los médicos se
redujeron a controles anuales y a una dieta sencilla para no pasarme de peso.
Mientras tanto, regresé al periodismo, volví a mi vicio favorito de la música y
me puse al día en mis lecturas atrasadas.
En la misma
entrevista, García Márquez se refiere al poema titulado La marioneta, que le
fue atribuido por el diario peruano La República a modo de despedida por su
inminente muerte, desmintiendo tal información. Negó ser el autor del poema y
aclaró que «el verdadero autor es un joven ventrílocuo mexicano que lo escribió
para su muñeco», refiriéndose al ventrílocuo mexicano Johnny Welch.
En 2002, su
biógrafo Gerald Martin voló a México, D.F. para hablar con García Márquez. Su
mujer, Mercedes, tenía gripe y el escritor tuvo que visitar a Martin en su
hotel. Según dijo, Gabriel García Márquez ya no tenía la apariencia del típico
sobreviviente de cáncer. Todavía delgado y con el pelo corto, completó Vivir para
contarla ese año.

En abril de 2014
fue internado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, en
México, D. F., debido a una recaída producto del cáncer linfático que le fue
diagnosticado en 1999. El cáncer había afectado un pulmón, ganglios e hígado.
García Márquez falleció el 17 de abril de 2014. El presidente de Colombia Juan
Manuel Santos señaló que el escritor fue «el colombiano que, en toda la
historia de nuestro país, más lejos y más alto ha llevado el nombre de la
patria», decretando tres días de duelo nacional por su muerte.
Carrera literaria
Periodismo


En 1974, García
Márquez, junto con intelectuales y periodistas de izquierda, fundó Alternativa
que duró hasta 1980 y marcó un hito en la historia del periodismo de oposición
en Colombia. Para el primer número, García Márquez escribió un artículo
exclusivo sobre el bombardeo al Palacio de La Moneda durante el Golpe de Estado
en Chile de 1973, lo que garantizó que se agotara la edición. Luego sería el
único que firmaría los artículos.
En 1994 junto con
su hermano Jaime García Márquez, y Jaime Abello Banfi, Gabriel creó la
Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), que tiene como objetivo
ayudar a jóvenes periodistas a aprender con maestros como Alma Guillermoprieto
y Jon Lee Anderson, y estimular nuevas formas de hacer periodismo. La sede
principal de la entidad está en Cartagena de Indias y García Márquez fue el
presidente hasta su muerte.
Su primer cuento,
La tercera resignación, fue publicado en 1947 en un periódico liberal de Bogotá
llamado El Espectador. Un año después, empezó su trabajo de periodismo para el
mismo periódico. Sus primeros trabajos eran todos cuentos publicados en el
mismo periódico desde 1947 hasta 1952. Durante estos años publicó un total de
quince cuentos.
Gabriel García
Márquez quería ser periodista y escribir novelas; también quería crear una
sociedad más justa. Para La hojarasca, su primera novela, le llevó varios años
encontrar un editor. Finalmente se publicó en 1955, y aunque la crítica fue
excelente, la mayor parte de la edición se quedó en bodega y el autor no
recibió de nadie «ni un céntimo por regalías». García Márquez señala que «de
todo lo que había escrito, La hojarasca fue su favorita porque consideraron que
era la más sincera y espontánea».
Gabriel García
Márquez tardó dieciocho meses en escribir Cien años de soledad. El martes 30 de
mayo de 1967 salió a la venta en Buenos Aires la primera edición de la novela.
Tres décadas después se había traducido a 37 idiomas y vendido 25 millones de
ejemplares en todo el mundo. «Fue un verdadero bombazo, que hizo explosión
desde el primer día. El libro salió a las librerías sin ningún tipo de campaña
publicitaria, la novela agotó su primera edición de 8000 copias a las dos
semanas y pronto convirtió el título y su realismo mágico en el espejo del alma
latinoamericana». Cien años de soledad ha influido en casi todos los novelistas
importantes en todo el mundo. La novela hace una crónica de la familia Buendía
en el pueblo de Macondo, que fue fundado por José Arcadio Buendía. Puede ser
considerada una obra de realismo mágico.
El amor en los
tiempos del cólera se publicó por primera vez en 1985. Está basada en las
historias de dos parejas. La historia de la joven pareja formada por Fermina
Daza y Florentino Ariza está inspirada en la historia de amor de los padres de
García Márquez. Sin embargo, como García Márquez explica en una entrevista: «La
única diferencia es que mis padres se casaron. Y tan pronto como se casaron, ya
no eran interesantes como figuras literarias». El amor de los ancianos se basa
en una historia que leyó en un periódico sobre la muerte de dos
estadounidenses, de casi ochenta años de edad, que se reunían todos los años en
Acapulco. Estaban en un barco y un día fueron asesinados por el barquero con
sus remos. García Márquez señala: «A través de su muerte, la historia de su
romance en secreto se hizo conocida. Yo estaba fascinado con ella. Estaban cada
uno casado con otra persona»
Trabajos recientes
En 2002, García
Márquez publicó el libro de memorias Vivir para contarla, el primero de los
tres volúmenes de sus memorias, que el escritor había anunciado como:
Empieza con la
vida de mis abuelos maternos y los amores de mi padre y mi madre a principios
del siglo, y termina en 1955 cuando publiqué mi primer libro, La hojarasca,
hasta viajar a Europa como corresponsal de El Espectador. El segundo volumen
seguirá hasta la publicación de Cien años de soledad, más de veinte años
después. El tercero tendrá un formato distinto, y sólo serán los recuerdos de
mis relaciones personales con seis o siete presidentes de distintos países.
La novela,
Memoria de mis putas tristes, apareció en 2004 y es una historia de amor que
sigue el romance de un hombre de noventa años y su pubescente concubina. Este
libro causó controversia en Irán, donde se prohibió después de 5000 ejemplares
impresos y vendidos. En México, una ONG amenazó con demandar al escritor por
hacer apología de la prostitución infantil.
Estilo
Si bien hay
ciertos aspectos que casi siempre los lectores pueden esperar encontrar en la
obra de García Márquez, como el humor, no hay un estilo claro y predeterminado,
de plantilla. En una entrevista con Marlise Simons, García Márquez señaló:
En cada libro
intento tomar un camino diferente [...]. Uno no elige el estilo. Usted puede
investigar y tratar de descubrir cuál es el mejor estilo para un tema. Pero el
estilo está determinado por el tema, por el ánimo del momento. Si usted intenta
utilizar algo que no es conveniente, apenas no resultará. Entonces los críticos
construyen teorías alrededor de esto y ven cosas que yo no había visto.
Respondo solamente a nuestro estilo de vida, la vida del Caribe.
García Márquez
también es conocido por dejar fuera detalles y eventos aparentemente
importantes de tal manera que el lector se ve obligado a cumplir un papel más
participativo en la historia desarrollada. Por ejemplo, en El coronel no tiene
quien le escriba de los personajes principales no se dan nombres. Esta práctica
se ve influida por las tragedias griegas, como Antígona y Edipo rey, en el que
ocurren eventos importantes fuera de la representación que se dejan a la
imaginación del público.
Temas importantes
La soledad
El tema de la
soledad atraviesa gran parte de las obras de García Márquez. Pelayo observa que
«El amor en los tiempos del cólera, como todos los trabajos de Gabriel García
Márquez, explora la soledad de la persona y de la especie humana... retrato a
través de la soledad del amor y de estar en amor».
Plinio Apuleyo
Mendoza le preguntó: «Si la soledad es el tema de todos sus libros ¿dónde
debemos buscar las raíces de este exceso? ¿En su infancia tal vez?». García
Márquez respondió: «Creo que es un problema que todo el mundo tiene. Toda
persona tiene su propia forma y los medios de expresar la misma. La sensación
impregna la labor de tantos escritores, aunque algunos de ellos pueden expresar
lo inconsciente».
En su discurso de
aceptación del Premio Nobel, La soledad de América Latina, se refiere a este
tema de la soledad relacionado con América Latina: «La interpretación de
nuestra realidad a través de los patrones, no los nuestros, sólo sirve para
hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más
solitarios».
Macondo
Otro tema
importante en la obra de García Márquez es la invención de la aldea que él
llama Macondo. Él usa su ciudad natal de Aracataca (Colombia), como una
referencia geográfica para crear esta ciudad imaginaria, pero la representación
del pueblo no se limita a esta área específica. García Márquez comparte:
«Macondo no es tanto un lugar como un estado de ánimo».
Este pueblo de
ficción se ha vuelto notoriamente conocido en el mundo literario y «su
geografía y los habitantes son constantemente invocados por profesores,
políticos y agentes» [...] que hacen «difícil de creer que es una pura
invención». En La hojarasca, García Márquez describe la realidad del «auge del
banano» en Macondo, que incluye un período aparente de «gran riqueza» durante
la presencia de empresas de los Estados Unidos, y un período de depresión con
la salida de las empresas estadounidenses relacionadas con el banano. Además,
Cien años de soledad se lleva a cabo en Macondo y narra la historia completa de
esta ciudad ficticia desde su fundación hasta su desaparición con el último
Buendia.
En su
autobiografía, García Márquez explica su fascinación por la palabra y el
concepto Macondo cuando describe un viaje que hizo con su madre de vuelta a
Aracataca:
El tren se detuvo
en una estación que no tenía ciudad, y un rato más tarde pasó la única
plantación de banano a lo largo de la ruta que tenía su nombre escrito en la
puerta: Macondo. Esta palabra ha atraído mi atención desde los primeros viajes
que había hecho con mi abuelo, pero sólo he descubierto como un adulto que me
gustaba su resonancia poética. Nunca he oído decir, y ni siquiera me pregunto lo
que significa... me ocurrió al leer en una enciclopedia que se trata de un
árbol tropical parecido a la ceiba"
Según algunos
académicos, Macondo —la ciudad fundada por José Arcadio Buendía en Cien años de
soledad— solamente existe como resultado del lenguaje. La creación de Macondo
es totalmente condicionada a la existencia de la palabra escrita. En la palabra
—como instrumento de comunicación— se manifiesta la realidad, y permite al
hombre lograr una unión con circunstancias independientes de su entorno
inmediato.
Violencia y cultura
En varias de las
obras de García Márquez, entre ellas El coronel no tiene quien le escriba, La
mala hora y La hojarasca, hay sutiles referencias sobre «La Violencia», esa
guerra civil entre conservadores y liberales que se prolongó hasta los años
sesenta, causando la muerte de varios cientos de miles de colombianos. Son
referencias a situaciones injustas que viven diversos personajes, como por
ejemplo el toque de queda o la censura de prensa. La mala hora, que no es una
de las novelas más famosas de García Márquez, destaca por su representación de
la violencia con una imagen fragmentada de la desintegración social provocada
por la violencia. Se puede decir que en estas obras «la violencia se convierte
en cuento, a través de la aparente inutilidad de tantos episodios de sangre y
muerte».
Sin embargo,
aunque García Márquez describe la naturaleza corrupta y las injusticias de esa
época de violencia en Colombia, se niega a usar su trabajo como una plataforma
de propaganda política. «Para él, el deber del escritor revolucionario es
escribir bien, y el ideal es una novela que mueve al lector por su contenido
político y social, y al mismo tiempo por su poder para penetrar en la realidad
y exponer su otra cara».
En las obras de
García Márquez se puede encontrar también una «obsesión por captar la identidad
cultural latinoamericana y particularizar los rasgos del mundo caribeño».
Asímismo, trata de deconstruir las normas sociales establecidas en esta parte
del mundo. Como ejemplo, el carácter de Meme en Cien años de soledad puede ser
visto como una herramienta para criticar las convenciones y prejuicios de la
sociedad. En este caso, ella no conforma a la ley convencional que «las jóvenes
deben llegar vírgenes al matrimonio» porque ha tenido una relación ilícita con
Mauricio Babilonia. Se puede ver otro ejemplo de esta crítica de las normas
sociales a través de la relación amorosa entre Petra Cotes y Aureliano Segundo.
Al final de la obra —cuando los protagonistas son viejos— se enamoran más
profundamente que antes. Así, García Márquez está criticando la imagen mostrada
por la sociedad de que «los viejos no pueden amar».
Influencias literarias

También emprendió
un estudio de las obras clásicas, encontrando enorme inspiración en la obra de
Edipo Rey de Sófocles de quien, en muchas ocasiones, Gabriel García Márquez ha
expresado su admiración por sus tragedias y utiliza una cita de Antígona al
principio de su obra La hojarasca cuya estructura se ha dicho también que tiene
la influencia del dilema moral de Antígona.
En una entrevista
a Juan Gustavo Cobo Borda en 1981, García Márquez confesó que el movimiento
poético iconoclasta denominado "Piedra y cielo" (1939) fue
fundamental para él, afirmando que:
"La verdad
es que si no hubiera sido por “Piedra y Cielo”, no estoy muy seguro de haberme
convertido en escritor. Gracias a esta herejía pude dejar atrás una retórica
acartonada, tan típicamente colombiana... Creo que la importancia histórica de
“Piedra y Cielo” es muy grande y no suficientemente reconocida... Allí no sólo
aprendí un sistema de metaforizar, sino lo que es más decisivo, un entusiasmo y
una novelería por la poesía que añoro cada día más y que me produce una inmensa
nostalgia.
Realismo y realismo mágico
Artículo
principal: Realismo mágico
Como autor de
ficción, García Márquez es siempre asociado con el realismo mágico. De hecho,
es considerado, junto al guatemalteco Miguel Ángel Asturias, figura central de
este género. El realismo mágico se usa para describir elementos que tienen,
como es el caso en los trabajos de este autor, la yuxtaposición de la fantasía
y el mito con las actividades diarias y ordinarias.
El realismo es un
tema importante en todas las obras de García Márquez. Él dijo que sus primeros
trabajos (con la excepción de La hojarasca), como El coronel no tiene quien le
escriba, La mala hora y Los funerales de la Mamá Grande, reflejan la realidad
de la vida en Colombia y este tema determina la estructura racional de los
libros. Dice: «No me arrepiento de haberlas escrito, pero pertenecen a un tipo
de literatura premeditada que ofrecen una visión de la realidad demasiado
estática y exclusiva».
En sus otras
obras ha experimentado más con enfoques menos tradicionales a la realidad, de
modo que «lo más terrible, lo más inusual se dice con expresión impasible». Un
ejemplo comúnmente citado es la ascensión espiritual y física al cielo de un
personaje mientras está colgando la ropa para secar, en Cien años de soledad.
El estilo de estas obras se inscribe en el concepto de lo «real maravilloso»
descrito por el escritor cubano Alejo Carpentier y ha sido etiquetado como
realismo mágico. El crítico literario Michael Bell propone una interpretación
alternativa para el estilo de García Márquez, por cuanto la categoría de
realismo mágico ha sido criticada por ser dicotomizadora y exotizadora: «Lo que
está realmente en juego es una flexibilidad psicológica que es capaz de habitar
nada sentimentalmente el mundo diurno mientras se mantiene abierta a las
incitaciones de aquellos dominios que la cultura moderna tiene, por su propia
lógica interna, necesariamente marginalizados o reprimidos». García Márquez y
su amigo Plinio Apuleyo Mendoza discuten su trabajo de un modo similar, «El
tratamiento de la realidad en tus libros... ha recibido un nombre, el de
realismo mágico. Tengo la impresión de que tus lectores europeos suelen
advertir la magia de las cosas que tú cuentas, pero no ven la realidad que las
inspira. Seguramente porque su racionalismo les impide ver que la realidad no
termina en el precio de los tomates o de los huevos.
García Márquez
crea un mundo tan semejante al cotidiano pero al mismo tiempo totalmente
diferente a ello. Técnicamente, es un realista en la presentación de lo
verdadero y de lo irreal. De algún modo trata diestramente una realidad en la
que los límites entre lo verdadero y lo fantástico se desvanecen muy
naturalmente.
García Márquez
considera que la imaginación no es sino un instrumento de la elaboración de la
realidad y que una novela es la representación cifrada de la realidad y a la
pregunta de si todo lo que escribe tiene una base real, ha contestado:
No hay en mis
novelas una línea que no esté basada en la realidad.
Premios, reconocimientos y homenajes

Su discurso de
aceptación fue titulado La soledad de América Latina. Fue el primer colombiano
y el cuarto latinoamericano en ganar un Premio Nobel de Literatura, después de
lo cual declaró: «Yo tengo la impresión de que al darme el premio han tenido en
cuenta la literatura del subcontinente y me han otorgado como una forma de
adjudicación de la totalidad de esta literatura».
García Márquez ha
recibido muchos otros premios, distinciones y homenajes por sus obras como los
relacionados a continuación:
Premio de la
Novela ESSO por La mala hora (1961).
Doctor honoris
causa de la Universidad de Columbia en Nueva York (1971).
Premio Rómulo
Gallegos por Cien años de soledad (1972).
Premio Jorge
Dimitrov por la Paz (1979).
Condecoración
Águila Azteca en México (1982).
Premio cuarenta
años del Círculo de Periodistas de Bogotá (1985).
Miembro honorario
del Instituto Caro y Cuervo en Bogotá (1993).
Museo: El 25 de
marzo de 2010 el gobierno colombiano terminó de reconstruir la casa en que
nació García Márquez en Aracataca, pues había sido demolida 40 años atrás, e
inauguró en ella un museo dedicado a su memoria con más de catorce ambientes
que recrean los espacios en los que transcurrió su niñez.
En el Este de Los
Ángeles (California), en el municipio de Las Rozas de Madrid y en Zaragoza
(España) hay calles que llevan su nombre.
En Bogotá el
Fondo de Cultura Económica de México construyó un centro cultural que lleva su
nombre, inaugurado el 30 de enero de 2008.
Legado y críticas de Gabriel García Márquez
García Márquez es
una parte importante del Boom latinoamericano de la literatura. Sus obras han
recibido numerosos estudios críticos, algunos extensos y significativos, que
examinan la temática y su contenido político e histórico. Otros estudios se
enfocan sobre el contenido mítico, las caracterizaciones de los personajes, el
ambiente social, la estructura mítica o las representaciones simbólicas en sus
obras más notables.
Mientras que las
obras de García Márquez atraen a una serie de críticos, muchos eruditos elogian
su estilo y creatividad. Por ejemplo, Pablo Neruda escribió sobre Cien años de
soledad que «es la mayor revelación en lengua española desde el Don Quijote de
Cervantes».
Algunas críticas
arguyen que a García Márquez le falta la experiencia adecuada en la arena
literaria y que solamente escribe de sus experiencias personales e imaginación.
De esta manera, dicen que sus obras no deben ser significativas. En respuesta a
esto, García Márquez ha mencionado que él está de acuerdo que a veces su
inspiración no viene de libros, sino de la música. Sin embargo, según Carlos
Fuentes, García Márquez ha logrado una de las mayores características de la
ficción moderna. Eso es la liberación del tiempo, a través de la liberación de
un instante a partir del momento que permite a la persona humana recrear a sí
mismo y a su tiempo. A pesar de todo, nadie puede negar que García Márquez ha
ayudado a rejuvenecer, reformular y recontextualizar la literatura y la crítica
en Colombia y en el resto de América Latina. Al este del Atlántico Cervantes,
al oeste García Márquez, dos baluartes captaron la realidad honda de su momento
y dejaron una visión encantada de un mundo no soñado, a flor de tierra.
Actividad política
Militancia e ideología
En 1983, cuando
se le preguntó a Gabriel García Márquez: « ¿Es usted comunista?» el escritor
respondió: «Por supuesto que no. No lo soy ni lo he sido nunca. Ni tampoco he
formado parte de ningún partido político». García Márquez contó a su amigo
Plinio Apuleyo Mendoza: «Quiero que el mundo sea socialista y creo que tarde o
temprano lo será». Según Ángel Esteban y Stéphanie Panichelli, «Gabo entiende
por socialismo un sistema de progreso, libertad e igualdad relativa» donde
saber es, además de un derecho, un izquierdo (hay un juego de palabras que
ambos autores utilizan para titular el capítulo de su libro: "Si saber no
es un derecho, seguro será un izquierdo"). García Márquez ha viajado a
muchos países socialistas como Polonia, Checoslovaquia, Alemania Oriental, la
Unión Soviética, Hungría, y después escribió algunos artículos, mostrando su
«desacuerdo con lo que allí ocurría». En 1971, en una entrevista para la
revista "Libre" (que patrocinaba) declaró: «Yo sigo creyendo que el
socialismo es una posibilidad real, que es la buena solución para América
Latina, y que hay que tener una militancia más activa».

Amistad con Fidel
Castro
Gabriel García
Márquez conoció a Fidel Castro en enero de 1959 pero su amistad se formó
después, cuando García Márquez estaba trabajando con Prensa Latina, viviendo en
La Habana y se vieron de nuevo varias veces. Después de conocer a Castro, «Gabo
estaba convencido de que el líder cubano era diferente a los caudillos, héroes,
dictadores o canallas que habían pululado por la historia de Latinoamérica
desde el siglo XIX, e intuía que solo a través de él esa revolución, todavía
joven, podría cosechar frutos en el resto de los países americanos».
Según Panichelli
y Esteban, «ejercer un poder es uno de los placeres más reconfortantes que el
hombre puede sentir», y ellos piensan que eso es el caso con García Márquez
«hasta una edad madura». Por eso, se ha cuestionado la amistad entre García
Márquez y Castro y si es un resultado de la admiración de García Márquez por el
poder.
Jorge Ricardo
Masetti, exguerrillero y periodista argentino, piensa que Gabriel García
Márquez «es un hombre a quien le gusta estar en la cocina del poder».
En opinión de
César Leante, García Márquez tiene algo de obsesión con los caudillos
latinoamericanos. También dice que «El apoyo incondicional de García Márquez a
Fidel Castro cae en buena parte dentro del campo psicoanalítico […] cual es la
admiración que el criador del Patriarca ha sentido, siempre y desmesuradamente,
por los caudillos latinoamericanos brotados de las montoneras. Verbigracia, el
coronel Aureliano Buendía, pero sobre todo el innominado dictador caribeño que
como Fidel Castro envejece en el poder». Dice Leante que García Márquez «es
considerado en Cuba como una especie de ministro de cultura, jefe de
cinematografía y embajador plenipotenciario, no del Ministerio de Relaciones
Exteriores, sino directamente de Castro, que lo emplea para misiones delicadas
y confidenciales que no encarga a su diplomacia».
Juan Luis Cebrián
ha llamado a Gabriel García Márquez «un mensajero político», debido a sus artículos.
Según el
británico Gerald Martin, quien publicó en 2008 la primera biografía autorizada
del novelista, García Márquez siente una «enorme fascinación por el poder».
Señala que «Él ha querido ser siempre testigo del poder y es justo decir que
esa fascinación no es gratuita, sino que persigue determinados objetivos» y
menciona que muchos consideran como excesiva su proximidad al líder cubano
Fidel Castro. Martin recuerda que también se ha relacionado con Felipe González
(expresidente del Gobierno español) o con Bill Clinton (expresidente de Estados
Unidos) pero «todo el mundo se fija sólo en su relación con Castro».
Por otra parte,
el diplomático, periodista, biógrafo y compadre del Nobel, Plinio Apuleyo
Mendoza señala que «Él es amigo de Castro, pero no creo que sea partidario del
sistema, porque nosotros visitamos el mundo comunista y quedamos muy
desencantados».
Mediaciones y apoyos políticos
García Márquez
participó como mediador en las conversaciones de paz adelantadas entre el
Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno colombiano que tuvieron
lugar en Cuba y entre el gobierno de Belisario Betancourt y el grupo Movimiento
19 de abril (M-19); igualmente participó en el proceso de paz entre el gobierno
de Andrés Pastrana y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) que sin embargo fracasó.
En el 2006 García
Márquez se unió a la lista de prominentes figuras de América Latina como Pablo
Armando Fernández, Ernesto Sabato, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Thiago de
Mello, Frei Betto, Carlos Monsiváis, Pablo Milanés, Ana Lydia Vega, Mayra
Montero y Luis Rafael Sánchez que apoyan la independencia de Puerto Rico, a
través de su adhesión a la "Proclama de Panamá" aprobada por
unanimidad en el Congreso Latinoamericano y Caribeño por la Independencia de
Puerto Rico, celebrado en Panamá en noviembre de 2006.
La política en sus obras
La política
desempeña un papel importante en las obras de García Márquez, en las que
utiliza representaciones de varios tipos de sociedades con diferentes formas
políticas para presentar sus opiniones y creencias con ejemplos concretos,
aunque sean ejemplos ficticios. Esa diversidad de maneras con que García
Márquez representa al poder político es una muestra de la importancia de la
política en sus obras. Una conclusión que puede ser derivada de sus obras es
que «la política puede extenderse más allá o más acá de las instituciones propias
del poder político».
Por ejemplo, en
su obra Cien años de soledad tenemos la representación de un lugar «donde no
existe todavía un poder político consolidado y no hay, por lo tanto, ley en el
sentido de precepto votado por el Congreso y sancionado por el presidente, que
regule las relaciones entre los hombres, entre estos y el poder público y la
constitución y funcionamiento de este poder». En contraste, la representación
del sistema político en El otoño del patriarca es la de una dictadura, en la
que el líder es grotesco, corrupto y sanguinario y con un poder tan grande que
alguna vez preguntó qué hora es y le habían contestado la que usted ordene, mi
general».
La primera novela
de García Márquez, La mala hora, puede ser una referencia a la dictadura de
Gustavo Rojas Pinilla y representa la tensión política y la opresión en un
pueblo rural, cuyos habitantes aspiran a la libertad y la justicia pero sin
éxito en conseguir ninguna de las dos.
Obra
La hojarasca
(1955)
El coronel no
tiene quien le escriba (1961)
La mala hora
(1962)
Cien años de
soledad (1967)
El otoño del
patriarca (1975)
Crónica de una
muerte anunciada (1981)
El amor en los
tiempos del cólera (1985)
El general en su
laberinto (1989)
Del amor y otros
demonios (1994)
Libros de cuentos
Los funerales de
la Mamá Grande (1962)
La increíble y
triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972)
Ojos de perro
azul (1972)
Doce cuentos
peregrinos (1992)
Reportajes
Relato de un
náufrago (1970)
La aventura de
Miguel Littín clandestino en Chile (1986)
Noticia de un
secuestro (1996)
Teatro
Diatriba de amor
contra un hombre sentado (1987)
Memorias
Vivir para
contarla (2002)
Textos costeños
(1948-1952) (1981)
Entre cachacos
(1954-1955) (1982)
De Europa y
América (1955-1960) (1983)
Por la libre
(1974-1995) (1984, 1999)
Notas de prensa
(1961-1984) (1991, 1999)
El amante
inconcluso (2001)
Gabo periodista
(2013)
Entrevista
El olor de la
guayaba (1982, con Plinio Apuleyo Mendoza)
Discurso
Yo no vine a
decir un discurso (2010)
Talleres de cine
Cómo se cuenta un
cuento (1995)
Me alquilo para
soñar (1995)
La bendita manía
de contar (1998)
Gabriel García
Márquez con la exministra de Cultura de Colombia Paula Moreno (izquierda) en la
Festival Internacional de Cine de Guadalajara, en Guadalajara, México, en marzo
de 2009.
García Márquez
desarrolló un interés particular por el cine y la televisión, participando como
guionista, mecenas y permitiendo la adaptación de su obra. Ya en su etapa
juvenil en Barranquilla, conjuntamente con el pintor Enrique Grau, el escritor
Álvaro Cepeda Samudio y el fotógrafo Nereo López, participó en la realización
del cortometraje surrealista La langosta azul (1954).
Posteriormente,
en los años cincuenta, estudió la carrera de cine en el Centro Sperimentale Di
Cinematografia de Roma, teniendo como condiscípulos al argentino Fernando Birri
y al cubano Julio García Espinosa, que más tarde serían considerados fundadores
de la llamada Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Estas tres
personalidades han declarado en reiteradas oportunidades el impacto que supuso
para ellos ver la película Milagro en Milán de Vittorio de Sica, así como
también asistir al nacimiento del neorrealismo italiano, tendencia que los hizo
vislumbrar la posibilidad de realizar cine en América Latina siguiendo las
mismas técnicas. Es preciso anotar que esta estancia en Roma sirvió para que el
escritor aprendiera varios de los entresijos que comporta el quehacer
cinematográfico, en tanto y cuanto compartió largas horas de trabajo en moviola
al lado del guionista Cesare Zavattini. Este particular afinó en García Márquez
una precisión cinematográfica a la hora de narrar con imágenes, que más tarde
usaría como parte de su trabajo en México, D.F.. García Márquez presidió desde
1986 la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, que tiene sede en La Habana.
Se tiene
conocimiento de que muchas obras cinematográficas mexicanas de los años 1960
fueron escritas por García Márquez, quien al igual que muchos intelectuales de
la época firmó los guiones con seudónimo. Memorables son, en todo caso, El
gallo de oro (1964), de Roberto Gavaldón, y Tiempo de morir (1966), de Arturo
Ripstein. La primera, basada en el cuento homónimo de Juan Rulfo, coescrita
junto con el propio autor y el también escritor mexicano Carlos Fuentes, fue
protagonizada por Ignacio
López Tarso,
Narciso Busquets y Lucha Villa, y fotografiada por el insigne Gabriel Figueroa.
La segunda, western filmado inicialmente por Ripstein, tuvo su secuela casi
veinte años más tarde bajo la tutela de Jorge
Alí Triana.
Además de las
tres películas citadas, entre 1965 y 1985, García Márquez participó
directamente como guionista en los siguientes filmes: En este pueblo no hay
ladrones (1965), de Alberto Isaac; Juego peligroso (segmento "HO")
(1966), de Luis Alcoriza y Arturo Ripstein; Patsy, mi amor (1968), de Manuel
Michel; Presagio (1974), de Luis Alcoriza; La viuda de Montiel (1979), de
Miguel Littín; María de mi corazón (1979), de Jaime Humberto Hermosillo; El año
de la peste (1979), de Felipe Cazals (adaptación del libro de Daniel Defoe El
diario de la peste), y Eréndira (1983), de Ruy Guerra.
En 1975 R.T.I.
Televisión de Colombia produce la serie televisiva La mala hora dirigida por
Bernardo Romero Pereiro, basada en la novela homónima de García Márquez y
transmitida en 1977.

En 1987,
Francesco Rosi dirige la adaptación de Crónica de una muerte anunciada,
protagonizada por Rupert Everett, Ornella Muti, Gian Maria Volonté, Irene Papas,
Lucía Bosé y Anthony Delon.
En 1988 se
produjeron y exhibieron: Un señor muy viejo con unas alas enormes, de Fernando
Birri, con Daisy Granados, Asdrúbal Meléndez y Luis Ramírez; Milagro en Roma,
de Lisandro Duque Naranjo, con Frank Ramírez y Amalia Duque García; Fábula de
la bella palomera, de Ruy Guerra, con Claudia Ohana y Ney Latorraca, y Cartas
del parque, de Tomás Gutiérrez Alea, con Ivón López, Víctor Laplace, Miguel
Paneque y Mirta Ibarra.
En 1990, García
Márquez, viajó a Japón, haciendo escala en Nueva York para conocer al director
contemporáneo cuyos guiones más admira: Woody Allen. La razón de su viaje al
país oriental es la de encontrarse con Akira Kurosawa, en ese momento rodando
Los Sueños de Akira Kurosawa, interesado en llevar a la gran pantalla la
historia de El otoño del patriarca, ambientado en el Japón medieval. La idea de
Kurosawa fue totalizadora, incrustar toda la novela en el celuloide sin
importar el metraje; infortunadamente, para esta idea no existió posibilidad de
financiación, y el proyecto quedó en eso.
En 1991, la
televisión colombiana produce María, la novela de Jorge Isaacs, adaptada por
García Márquez junto con Lisandro Duque Naranjo y Manuel Arias.
En 1996 se
presentó Edipo Alcalde, adaptación de Edipo rey de Sófocles hecha por García
Márquez y Estela Malagón, dirigida por Jorge Alí Triana, y protagonizada por
Jorge Perugorría, Ángela Molina y Paco Rabal.
En 1999, Arturo
Ripstein filma El coronel no tiene quien le escriba, protagonizada por Fernando
Luján, Marisa Paredes, Salma Hayek y Rafael Inclán.
En 2001 aparecen
Los niños invisibles, de Lisandro Duque Naranjo.
En 2006 se rodó
El amor en los tiempos del cólera, con guion del sudafricano Ronald Harwood y
bajo la batuta del director británico Mike Newell. Filmada en Cartagena de
Indias, los personajes son encarnados por Javier Bardem, Giovanna Mezzogiorno,
John Leguizamo, Catalina Sandino y Benjamin Bratt.
En marzo de 2010,
y en el marco del Festival Internacional de Cine de Cartagena, se estrenó la
versión fílmica de Del amor y otros demonios, coproducción entre Colombia y
Costa Rica dirigida por la costarricense Hilda Hidalgo.
Memoria de mis
putas tristes, coproducción entre Dinamarca y México, dirigida por el danés
Henning Carlsen y con la adaptación cinematográfica a cargo del francés
Jean-Claude Carrière iba a ser filmada en el 2009 en el estado de Puebla, pero
se suspendió por problemas de financiación al parecer por una polémica motivada
por el tema por la amenaza de demanda de una ONG calificando la novela y el
guion como apología de la prostitución infantil y pederastia. Finalmente, la
película fue filmada en secreto en la ciudad de San Francisco de Campeche
(México) en 2011, protagonizada por Emilio Echevarría y se estrenó en 2012.
En el teatro
García Márquez
incursionó poco directamente en el teatro, pues solo se conoce el monólogo
Diatriba de amor contra un hombre sentado, montada por primera vez en 1988 en
Buenos Aires y reestrenada el 23 de marzo de 1994 en el Teatro Nacional de
Bogotá
Su obra en el
teatro en su mayoría han sido adaptaciones de sus novelas. En 1991, Juan Carlos
Moyano adaptó y dirigió un espectáculo de teatro de calle y plaza pública
llamado Memoria y olvido de Úrsula Iguarán, basado en la novela Cien años de
soledad, que presentó en el Festival Internacional de Teatro de Manizales de
1991 y en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá de 1992. En el 2000, Jorge
Alí Triana estrenó la versión teatral de Crónica de una muerte anunciada
adaptación de la novela homónima, con gran éxito nacional e internacional.
Igualmente la
obra de García Márquez ha sido adaptada al género de la ópera:
Florencia en el
Amazonas (1991), ópera con un libreto de Marcela Fuentes-Berain puesto en metro
músico por Daniel Catán basada en motivos de la novela El amor en los tiempos
del cólera.
Eréndira (1992),
ópera con música de Violeta Dinescu basada en el cuento La increíble y triste
historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada.
Love and other
demons (2008), ópera con un libreto de Kornél Hamvai puesto en metro músico por
Péter Eötvös, basada en la novela Del amor y otros demonios.
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