Las reglas del
juego laboral se han modificado. Hay que cambiar de mentalidad
Ahora la
seguridad laboral reside en nuestra habilidad para aportar valor de forma
constante
Este
artículo está escrito para quienes ahora mismo se encuentran en el desempleo.
Para quienes padecen de frustración e impotencia por comprobar que no
encuentran un puesto de trabajo. Para quienes llevan tiempo sintiendo que
enviar currículos se ha convertido en una pérdida de tiempo. Y en definitiva,
para quienes han dejado de tener miedo a reinventarse profesionalmente porque
ya no tienen nada que perder. Para todos ellos, a continuación se describe un
recorrido compuesto por nueve etapas. Cada una de ellas representa un camino
que el lector deberá transitar por sí mismo. Buen viaje.
1.
Tomar las riendas de nuestra vida profesional. La crisis ha puesto de
manifiesto la necesidad de transformación del modelo productivo que rige
nuestro sistema económico. Nos ha tocado vivir el fin de la era industrial y el
inicio de la era del conocimiento. Las reglas del juego laboral han cambiado y
seguirán cambiando, cada vez más deprisa. Las instituciones establecidas ya no
tienen la capacidad de procurar seguridad económica para los ciudadanos. Los
puestos de trabajo con contrato indefinido están disminuyendo. Y para muchos ha
llegado la hora de hacerse cargo de ellos mismos laboralmente. Y de realizar
una función profesional útil, creativa y con sentido, que preferiblemente no
pueda automatizarse y digitalizarse por medio de las nuevas tecnologías, ni
tampoco externalizarse a un país en vías de desarrollo.
Albert Einstein
2.
Cultivar nuestra inteligencia emocional. Estar en el desempleo es una
situación laboral muy complicada de lidiar. Sin embargo, para poder iniciar un
proceso de cambio es importante no dejarnos llevar por la queja, el victimismo
o la culpa, pues con ello tan solo conseguimos consumir la energía vital que
necesitamos para buscar nuevas soluciones y alternativas. Es fundamental
invertir tiempo en conocernos en profundidad, aprendiendo a sanar nuestra
autoestima y a cultivar la confianza en nosotros mismos. En la medida en que
desarrollamos nuestras fortalezas internas, empezamos a afrontar la adversidad
de una forma más responsable, optimista y eficiente. Y a base de entrenamiento,
verificamos que nuestro grado de satisfacción no tiene tanto que ver con
nuestras circunstancias, sino con la actitud que tomamos frente a ellas.
3.
Entrenar la inteligencia financiera. En general, las creencias sobre el dinero se pasan
de generación en generación por inercia, sin darnos cuenta. Del mismo modo que
no elegimos nuestro equipo de fútbol, nuestra visión laboral y financiera del
mundo ha sido prefabricada; viene de serie. No nos han enseñado a resolver por nosotros
mismos nuestros propios problemas económicos. Cultivar nuestra inteligencia
financiera nos capacita para presupuestar nuestro dinero, dándonos la
oportunidad de generar excedentes con los que ahorrar, invertir y no depender
de préstamos o deudas. También nos muestra cómo ganar más y gastar menos,
emancipándonos de las instituciones establecidas.
1. LIBRO
‘El
elemento’, de Ken Robinson. Conecta.
Un ensayo que cuestiona el sistema
educativo industrial contemporáneo.
Un ensayo que cuestiona el sistema
educativo industrial contemporáneo.
2. PELÍCULA
‘En
busca de la felicidad’, de Gabriele Muccino
La odisea de un padre con un hijo
de cinco años que lucha por hacer realidad
el sueño de prosperar profesionalmente.
La odisea de un padre con un hijo
de cinco años que lucha por hacer realidad
el sueño de prosperar profesionalmente.
3. CANCIÓN
‘Hopeless
emptyness’, de Thomas Newman
De la banda sonora de la película
‘Revolutionary Road’, de Sam Mendes,
en la que Leonardo DiCaprio interpreta
a un hombre que no cree en su trabajo,
pero cuyo miedo le impide iniciar un
proceso de reinvención profesional.
De la banda sonora de la película
‘Revolutionary Road’, de Sam Mendes,
en la que Leonardo DiCaprio interpreta
a un hombre que no cree en su trabajo,
pero cuyo miedo le impide iniciar un
proceso de reinvención profesional.
4.
Descubrir el propósito profesional. En vez de hacer lo que se supone que tenemos que
hacer (buscar salidas profesionales), es hora de encontrar nuestro verdadero
propósito. Y para lograrlo es esencial que escojamos un camino laboral que
tenga sentido para nosotros. Más allá de los motivos típicos que nos mueven a
trabajar (dinero, poder, seguridad, comodidad o reconocimiento), hemos de
conectar con una motivación intrínseca que nos permita concebir nuestra
profesión de forma más vocacional. Para ello, hemos de redefinir nuestro
concepto de éxito, así como los valores que queremos que guíen nuestras
decisiones y acciones. ¿Qué haríamos profesionalmente si no tuviéramos que
ganar dinero? ¿A qué nos dedicaríamos si supiéramos que todo va a salir bien?
¿Qué haríamos si no tuviéramos miedo? Saber la respuesta de estas preguntas no
tiene precio.
5.
Decidir el rol laboral. El 85% de los profesionales españoles trabajan como “empleados”,
vendiendo su tiempo a cambio de un salario a final de cada mes, formando parte
de un sistema productivo que enriquece a otras personas. Pero más allá de este
rol profesional existe el de “emprendedor”. Es decir, aquel que trabaja para sí
mismo como autónomo o freelance, o bien monta un proyecto
contratando a otras personas. Cada uno cuenta con una serie de ventajas y
desventajas, requiere de un tipo de mentalidad específico y va acompañado de un
determinado estilo de vida. De ahí que pasar de empleado a emprendedor implique
un profundo cambio en la manera de relacionarse con el mercado de trabajo. Y
dado que la seguridad laboral está en entredicho, es cuestión de elegir entre
la incertidumbre del empleado y la incertidumbre del emprendedor.
6.
Hacer algo que nos apasione y que potencie nuestro talento. A pesar de haber
recibido la consigna de que “no podemos ganarnos el pan haciendo lo que nos
gusta”, a la hora de reinventarse es fundamental dedicarnos a una profesión que
nos motive e interese de verdad. Solo así encontraremos la fuerza y la
dedicación para dar lo mejor de nosotros mismos, potenciando nuestras virtudes
y habilidades. Todos albergamos algún tipo de talento por descubrir y
desarrollar. En esencia, el talento es la forma con la que expresamos nuestro
valor. Eso sí, los dones que se necesitan para llevar a cabo las nuevas
funciones profesionales no tienen nada que ver con la educación industrial o
las aptitudes académicas convencionales. Más bien surgen al comprometernos con
nuestro proceso de autoconocimiento y desarrollo personal. Cuanto más nos
conocemos, más nos valoramos por ser quienes somos. Y cuanto más nos valoramos,
más sabemos para qué servimos y cómo podemos ser útiles para la sociedad.
7. Encontrar un problema social que nos motive resolver. La gente está dispuesta
a pagar por productos y servicios que cubran sus necesidades y satisfagan sus
aspiraciones. El reto consiste en saber qué problemas podemos resolver haciendo
eso que nos gusta a través de nuestros talentos. También es importante diseñar “propuestas
de valor” que mejoren la calidad de vida de otras personas. A su vez, es
fundamental conocer las últimas aplicaciones y herramientas digitales que
podemos emplear a través de Internet, concibiendo así nuevas formas de aportar
valor al mercado laboral.
8.
Invertir en formaciones específicas. En este punto del camino puede resultar decisivo
asistir a seminarios que nos enseñen a “saber cómo” y a “tener con qué”
expresar nuestro talento. En este sentido, la universidad convencional parece
estar dejando de ser la única opción. ¿Cuánto de lo que hemos estudiado nos ha
sido de verdadera utilidad para desempeñar nuestro actual trabajo? La nueva
formación va a estar cada vez más centrada en ofrecer cursos prácticos que nos
enseñen a desarrollar habilidades que nos permitan resolver problemas
concretos. La inversión más importante la hemos de hacer en nosotros mismos.
Nuestra inteligencia, nuestra creatividad y nuestro talento son nuestra
principal fuente de riqueza.
Muhammad Ali
9.
Desarrollar la marca personal. El marketing está democratizándose y
personalizándose. Y cada vez va a estar más protagonizado por la “marca
personal”. Una vez tenemos claro qué ofrecemos, el reto es descubrir cómo lo
ofrecemos. Es decir, la manera en la que nos comunicamos y conectamos con las
personas a las que pueden servir nuestros servicios. Es primordial montar una
web explicando los beneficios y soluciones que aportamos, utilizando las redes
sociales para darnos a conocer a nuestros potenciales clientes. Por medio de
nuestra marca personal conseguimos que nuestra profesión sea un reflejo de la
persona que somos, aprendiendo a ganar dinero como resultado de crear riqueza
para la sociedad.
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